Andalucía

El blindaje de las casas de acogida, un ejemplo internacional

  • Una delegación de ONU Mujeres y representantes del Gobierno de Georgia se interesan por la red de recursos del Instituto Andaluz de la Mujer ante la violencia machista.

Miedo. Es el sentimiento por excelencia que paraliza al ser humano. Ya sea ante la necesidad de abandonar la rutina para atreverse a buscar trabajo en el extranjero, a montar en una atracción que considera peligrosa o a ser capaz de compartir habitación con una araña. Son tipos de miedo pero el temor a perderlo todo, con mayúsculas, incluso la vida es incomparable a todos los demás. "Es muy difícil huir con lo puesto, pero hubo un momento en el que no pude aguantar más. Denunciar al padre de tus hijos no es nada fácil ", explica Sara (nombre ficticio para preservar el anonimato) en el salón de una casa de acogida de la red de recursos del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), organismo dependiente de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía.

En vísperas del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el instituto ha recibido la visita de una delegación de ONU Mujeres que trabaja con el Gobierno de Georgia. La estancia de este grupo en Andalucía tiene la misión de observar y captar ideas de la red de recursos del IAM para la prevención, detección y actuación ante la violencia machista. Esta delegación, inmersa en la ampliación de la cobertura de la legislación en el país caucásico en materia de violencia machista, se ha fijado en el modelo andaluz para documentarse, lo que lo sitúa como referente internacional en esta materia.

Sara ya no vive en la casa de acogida pero mantiene el contacto con las residentes y participó en la recepción que el centro organizó para ONU Mujeres y los representantes del Gobierno de Georgia. Después de la visita a las instalaciones, los psicólogos, abogados y trabajadores sociales de la casa se reunieron con esta delegación en el patio del edificio, adornado con un lazo morado, símbolo de la lucha contra la violencia de género. Durante la tertulia, Rocío Rodríguez, de ONU Mujeres, describió las cuestiones que sorprendieron a los georgianos. El riguroso control que existe del anonimato tanto de las víctimas, como de la localización de los centros y de los profesionales que las atienden fue uno de los aspectos que impresionó a esta delegación. Un protocolo de seguridad que no existe en Georgia, donde las casas de acogida son espacios de tensión a las que los agresores suelen ir en busca de venganza.

En el encuentro, al que acudió la directora del IAM, Silvia Oñate, se comentó la importancia de la imagen pública y del consenso nacional ante este problema, otra cuestión que, en Georgia, aún parece un abismo, según explicaron los enviados gubernamentales.

Nadie del entorno de Sara supo nunca de su situación. Ella confiaba en que su pareja cambiase y jamás dijo nada. Recuerda que el primer año de casada fue feliz y que, después, él comenzó a faltarle al respeto. Después de estar en el centro de emergencia, pasó seis meses en una casa de acogida y ahora vive con sus tres hijos en un piso tutelado. Este protocolo es el habitual para mujeres en riesgo de muerte, que, en algunos casos, acceden a él derivadas desde un hospital o desde las fuerzas de seguridad, como la Policía Nacional, aunque la víctima puede acogerse a los recursos de la red si lo solicita. "La mujer ha de hacerlo siempre con responsabilidad y convencida", afirma una abogada del IAM, quien, por seguridad, no revela su identidad.

En el centro de emergencia estas mujeres son aisladas para evitar cualquier riesgo. El siguiente paso es ingresar en la casa de acogida donde la estancia dependerá de la evolución de la víctima. Se la envía a un centro fuera de su provincia de origen y lejos de cualquier contacto con su entorno. Esta experiencia las ayuda a conocer a otras mujeres en su situación y compartir sus historias, además de recibir asesoramiento jurídico, psicológico, sociolaboral y económico. Las personas acogidas -las víctimas y sus hijos si los tienen- cuentan con un equipo de profesionales que trabajará para lograr que sean independientes, emocional y económicamente para procurar su reinserción. Una de las psicólogas que trabaja en estos centros explica que su labor consiste en restaurar la autoestima de las víctimas. "Es vital para recuperarlas que se emancipen y, por eso, es importante que obtengan un empleo y que vuelvan a valerse por sí mismas", señala.

Vivir en uno de los pisos tutelados es la última etapa y tiene como objetivo favorecer la autonomía de estas mujeres. En Andalucía, el sistema cuenta con 34 centros de atención y acogida, de los que 9 son centros de emergencia, 8 casas de acogida compuestas por 52 inmuebles y 17 pisos tutelados.

No hay un único patrón de comportamiento para detectar los malos tratos, pero sí hay detalles o acciones que deben ser tomadas como señales de alerta. Una de las asesoras jurídicas del IAM resalta que hay que tener en cuenta que la violencia siempre va a más, se trata de un proceso gradual que comienza con la pérdida del respeto. "Si te insulta, déjalo. No confíes nunca en su arrepentimiento ni en la luna de miel que vendrá después, porque también llegará lo demás", afirma con contundencia, y aclara: "Lógicamente no te va a pegar ni te va a insultar en la primera cita, porque no vuelves. Lo hará cuando sepa que puede hacerlo, que no te irás tan fácilmente". Esta asesora jurídica destaca que el agresor actúa cuando ya mantiene una relación con la víctima, normalmente marcada por la dependencia de la mujer hacia el hombre, por lo que para ella es más difícil romper el vínculo: "No se trata de que las personas cambien sino de que, llegado un momento, los maltratadores se muestran tal como son en realidad".

Aunque no llegue a tiempo el no de la mujer a ese tipo de relaciones, hay maneras de escapar del infierno. Desde el IAM se hace hincapié en que las víctimas deben saber que una vez que pidan ayuda no estarán solas en ningún momento, tengan o no cargas familiares. Sara comenta que llegó muy confundida, desorientada y triste a la casa de acogida, pero que su estancia en el centro fue un gran apoyo para ella. Si fue duro huir, también fue ardua la tarea que vino después. Sin embargo, aunque no se ha desprendido del miedo, dice que el sentimiento ahora es diferente y no duda: "Todo se puede pasar. El esfuerzo ha merecido la pena. Ha sido como volver a nacer". Se ve con más fuerzas, recuperada, hace cosas que antes ni se le habría ocurrido que podía realizar, aunque hubiera querido, está animada, con ganas de vivir y de luchar por sus hijos y, sobre todo, sonríe.

En lo que va de año, la red de recursos del Instituto Andaluz de la Mujer para la prevención, detección y actuación ante la violencia machista ha atendido a 965 mujeres víctimas y a 1.110 menores a su cargo. Este sistema se encarga, entre otras funciones, de los protocolos de intervención en casos de riesgo de muerte, de la promoción de la igualdad a través de la coeducación en los centros escolares públicos -como detalle, Andalucía es la única comunidad autónoma que tiene en las escuelas e institutos un coordinador de coeducación y un experto en género en los consejos escolares-, de la vigilancia de la industria mediática y publicitaria mediante el Observatorio Andaluz de la Publicidad no Sexista y de las campañas anuales con motivo de la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Entre otras iniciativas, destaca el trabajo que se está empezando a realizar en el ámbito de las redes sociales, que propician una nueva dimensión del maltrato, y los jóvenes, en quienes, en ocasiones, se observan peligrosos comportamientos que recuerdan a los de hace varias décadas, explica una abogada del IAM.

Este año, el lema del Instituto Andaluz del la Mujer para el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es #sumatuvoz y pretende implicar al mayor número de instituciones y personas en la generación de un mensaje común contra la violencia machista. Mañana, numerosas organizaciones también han previsto esta celebración. Un momento para concentrar la atención pública y dar a conocer y recordar aquellas iniciativas y recursos, como los teléfonos de asistencia (016 y 900 200 999) que trabajan 24 horas al día, 365 días al año, por los que escapar del infierno de los malos tratos signifique para sus víctimas poder volver a nacer, poder vivir en paz.

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