Libros a mano

En la planicie del verano, leer puede resultar un ejercicio no solo entretenido, sino de desarrollo cerebral

En la planicie del verano, aunque también resulte terreno abrupto para muchos, leer puede resultar un ejercicio no solo entretenido, sino de desarrollo cerebral. Necesario será para ello elegir bien las lecturas -ya que pueden provocar asimismo el efecto de reblandecer las entendederas- y las condiciones en que aplicarse a ellas. Analistas y críticos dirimen sobre la naturaleza comercial o literaria de las creaciones que ocupan las páginas de los libros; sobre todo, cuando atraen a crecidas legiones de lectores. E incluso argumentan que pueden conciliarse ambas intenciones, de forma que se acierte con la edición de obras interesantes para el gran público y que a la vez no renuncien a ser compuestas con carácter literario. De refilón lleva esto a la controversia por el "idos" y el "iros", resuelta con el escatológico argumento de que todo el mundo dice, y por eso debe escribirse, "iros a la mierda", acaso sin cuidar esa otra permeable frontera entre el vulgarismo y la impropiedad. Pero iba la cosa de subrayar los benéficos efectos de la lectura porque recientes investigaciones -no de esas aplicadas a fruslerías noveleras y ocurrentes- sostienen que, además de favorecer la concentración, aumenta la materia gris del cerebro. Razones habría de sobra con esto para prescribir la lectura, si es que cupiera alguna forma de garantizar su cumplimiento, a quienes más necesitan de esa preciada materia. Dado, primero, el provecho personal que les procuraría, pero también a cuantos de alguna forma estuvieran afectados por el mejor discurrir de los instados a leer. Buenos oradores son también quienes más leen, pero no se confunda la elocuente oratoria con los excesos de la verborrea. Y, considerados el trabajo o el ejercicio profesional a lo largo de un par de décadas, ninguna práctica contribuye o tiene más impacto en el éxito que la lectura. No queda atrás en la enumeración de beneficios la prevención del alzhéimer, porque leer incrementa la fuerza de los tejidos cerebrales si resultan estimulados con regularidad. Hace a su vez lo propio con la memoria, aunque también interese una utilidad complementaria: la de aprender a olvidar, a borrar de la memoria, lo que mejor convenga. Además, disminuye el estrés porque favorece el estado de relajación, tal como puede advertirse aplicados a la lectura antes de dormir, y alivia las heridas de la depresión. Por si fuera poco, leer ayuda a tomar decisiones con fundamento. De modo que no falten libros a mano.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios