25 años fracasando

No habrá sostenibilidad si no hay cambio de modo de vida, si no lo pareamos con la palabra equidad

Esta semana vamos a consumirla entre el día internacional del Medio Ambiente, el pasado lunes, y el de los Océanos, mañana. En la mayoría de los colegios de la península se habrá hablado de contaminación, de desarrollo sostenible, de plásticos en el mar matando peces, etcetera, e incluso alguna campañita institucional haya metido cabeza entre goles y carretas. Esto del cuidado del Medio Ambiente ya se ha instalado en nuestro imaginario colectivo, es aún una representación pequeña, pero ahí está. Sin embargo el paulatino cambio de mentalidad no se refleja todavía en la decisión política, y dudo que podamos esperar a que una nueva generación instaure la gran revolución climática.

Ningún indicador bioclimático ha mejorado en este año 2017 si lo comparamos con el año 1992, año en el que se firmó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, por lo que he de decir que la lucha por frenar el cambio climático ha Fracasado o, por decirlo de una forma más benévola, la vamos perdiendo. Por lo tanto y a no ser que Trump induzca una reacción de cordura inesperada, el Acuerdo de París tampoco servirá para nada, está hecho con la misma lógica. Confieso que cuando los gobiernos lo firmaron in extremis en diciembre de 2015 volví a creer que sí, que esta vez sería la definitiva, pero me equivoqué, no se renuncia a nada. Los científicos, la tozuda realidad y los ecologistas fastidiosos nos lo recuerdan a diario, no podemos hacer nada sin desertar del consumo desaforado, o lo que es igual, sin huir del modelo de sociedad del bienestar o sueño americano que nos hemos autoimpuesto. Y de eso no se habla en los colegios ¿verdad?, se habla de vivir igual pero contaminando menos, del oxímoron por el significado de desarrollo sostenible. Igual pronto nuestros hijos, nuestros alumnos, tengan que ir a la guerra por el agua.

Ahora los Estados, emulando a la ONU, se han apropiado del desarrollo sostenible como símbolo de su débil lucha ambientalista, pero es un símbolo tramposo. Sin tumbar el significado capitalista de la palabra desarrollo no podemos hablar de sostenibilidad, es algo falaz, aspiramos a todo consumo posible sin hacer daño al entorno, y eso jamás será. Siento ser fastidioso, pero el desarrollo sostenible también ha fracasado. No habrá sostenibilidad si no hay cambio de modo de vida, si no lo pareamos con la palabra equidad, y con la solidaridad, si no crecemos en aquello que no se compra.

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