Sin rastro Los tripulantes partieron de Cádiz

Un extraño naufragio

  • Dos pescadores aparecen tres semanas después de perderse su pista a pesar de que la radio de su barco funcionaba

Dos tripulantes de un pequeño pesquero que permanecían desaparecidos desde el pasado 14 de marzo fueron encontrados ayer con vida a 160 millas (257 kilómetros) al sur de la Punta de Rasca en Tenerife. Un buque mercante fue el que los encontró y mantuvo contacto con radio con los dos tripulantes, que le comunicaron su buen estado de salud.

El pesquero Saulo desapareció cuando se disponía a efectuar la travesía Cádiz-Gran Canaria aunque su pequeña eslora no le hacía apto para la singladura, sólo como embarcación de recreo. El hecho de que pudieran contactar por radio abre interrogantes sobre los motivos por los que los tripulantes no dieron señales de vida durante tres semanas.

Los desaparecidos son el dueño del barco, José Quevedo, de 61 años y residente en el municipio de Arucas y el capitán de navío Cristo Herrera, que reside en Agaete, en la isla de Gran Canaria. El barco mercante Pontovremon fue quien alertó a Capitanía Marítima de Canarias tras detectar al hasta entonces desaparecido Saulo. Ambas embarcaciones se comunicaron por radio y fue entonces cuando los dos tripulantes del pesquero informaron de que se encontraban bien y que sólo estaban un poco deshidratados porque llevan ocho días sin beber.

Según informó la Delegación del Gobierno en Canarias, Salvamento Marítimo se puso manos a la obra para preparar un dispositivo que les permitiera acercarse al Pontovremon para poder remolcar al Saulo y a sus ocupantes.

Desde su desaparición, el pasado 14 de marzo, los dispositivos de búsqueda no han finalizado y han incluido tanto vuelos de reconocimiento como avisos por radio a todos aquellos barcos que se dispusieran a efectuar el trayecto desde las islas Canarias a la Península.

El pesquero salió el pasado 14 de marzo desde Cádiz para dirigirse a Gran Canaria a faenar, tarea para la que su propietario José Quevedo se hizo con él, puesto que, según manifestó su hija, era la "ilusión" de su vida. Para dicha travesía, contrató al marino Cristo Herrera tras lo que se lanzaron al mar, perdiéndose en pocas horas el contacto con ellos y, por tanto, su rastro. Pasada una semana, tras innumerables llamadas de familiares al teléfono móvil de ambos, tan sólo en una ocasión recibieron respuesta de un interlocutor que "hablaba en árabe".

José Quevedo y Cristo Herrera llegaron anoche a Las Palmas de Gran Canaria a bordo de un helicóptero, del que descendieron por su propio pie. Posteriormente fueron trasladados al Hospital Doctor Negrín de la ciudad para una revisión médica.

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