Andalucía

"Con el cambio climático peligra nuestro modo de vida tan bueno"

  • Es una de las voces de referencia de la ciencia en la comunidad y, desde la Estación Biológica de Doñana, coordina una de las mayores redes del CSIC, la andaluza

En la sede de la Estación Biológica de Doñana (EBD) en Sevilla andan empaquetando. En unas semanas se trasladan a su nuevo pabellón en La Cartuja. El viejo edificio herencia de otra exposición, la del 29, se remozará como un nuevo espacio desde el que acercar la investigación al ciudadano. Fernando Hiraldo, delegado del Centro Superior de Investigación Científica (CSIC) en Andalucía, no entiende la ciencia si ésta no se hace comprensible.

-Dice que la apertura de la Casa de la Ciencia refleja la apuesta del CSIC por llevar el trabajo de los investigadores a los andaluces.

-Nunca la sociedad ha dependido tanto de la ciencia como actualmente y, probablemente, nunca ha sido la ciencia más desconocida. Las Casa de la Ciencia es un invento del Consejo que crea un espacio para exposiciones, charlas, experimentos, mostrando también cómo ha contribuido Andalucía al conocimiento, pero todo ello dedicado al gran público y con muestras que roten por la comunidad.

-Ustes es un firme defensor de que el papel del científico sea medido por sus resultados.

-Creo que debemos ser evaluados seriamente. La sociedad tiene la obligación mimar a sus científicos pero buena parte de lo que se les paga debe ir ligado al éxito que tengan. La Junta de Andalucía también debe implicarse, como hacen otras comunidades, en la ampliación de los recursos porque tenemos posibilidades de crecimiento.

-Una de sus propuestas para crecer es crear un centro de referencia sobre cambio climático.

-Hemos planteado una instalación científico técnica singular sobre biodiversidad y cambio global, que sería una de las grandes instalaciones para Andalucía. La propuesta está en el Ministerio de Ciencia e Innovación evaluándose, pero soy optimista porque la idea es buena y Andalucía tiene todos los mimbres para que un centro de esa naturaleza esté instalado aquí, en el campus de la Pablo Olavide, contando como base el alto nivel de investigación alcanzado por la Estación Biológica de Doñana.

-¿No teme entonces que la crisis también pase factura a la ciencia?

-Es evidente que no quedará fuera, pero sería un error reducir el esfuerzo que se está haciendo porque ya estamos muy mal. Ahora más que nunca es imprescindible un acuerdo político para poner la ciencia al día eliminando toda su burocracia.

-¿Saca provecho Andalucía de sus investigadores?

-Andalucía está empezando a sacar provecho a sus científicos. Se ha creado una estructura sólida y potente, se ha sembrado muy bien y debemos ser capaces de empezar a recibir los frutos.

-¿No domina demasiado catastrofismo en todo lo que rodea a la ciencia y el medio ambiente?

-Con lo que está cayendo, con el calentamiento global, y lo poco que estamos haciendo ante él, más vale ser catastrofista. La gente no se da cuenta que lo que está en peligro hoy es la sociedad que conocemos, el modo de vida tan bueno que tenemos. Pero sí, creo que hay que potenciar los mensaje s positivos.

-La Junta gestiona ya la totalidad de Doñana y en enero lo hará también sobre las aguas del Guadalquivir, de las que depende el Parque. ¿Qué espera de la nueva administración?

-Soy optimista y creo que el cambio va a ser para bueno porque Andalucía tiene muy buenos técnicos y científicos en conservación de la naturaleza que pueden hacer algo de lo que nos sintamos orgullosos. El desafío es mantener el inmenso esfuerzo que se inició hace diez años tras el vertido de Aznalcóllar, recuperando el acuífero y mejorando la calidad de las aguas. Ése es el gran reto que va a tener la Junta y ahí es donde vamos a ver si las administraciones, porque también deben financiar el Estado y la UE, tienen un compromiso real con el futuro de Doñana.

-¿Entiende que alcaldes de pueblos en zonas protegidas se levanten en pie de guerra por lo que consideran una excesiva protección?

-Creo que se equivocan, porque de lo que se trata es de sentarse y negociar. Es un error caer en las presiones, pero un error aún mayor es no entenderlas y no darse cuenta que resulta imposible conservar un territorio teniendo a la gente del entorno en contra.

-¿Y son compatibles las nuevas infraestructuras con la conservación? Porque Doñana cada vez se aisla más de su entorno.

-Hacer infraestructuras compatibles con la conservación del medio ambiente es posible pero también caro. Lo que hace falta es dinero.

-¿El problema se reduce entonces a lo económico?

-Doñana tiene ya un valor socio económico importantísimo, pero hay que seguir invirtiendo más para aprovecharlo. Hay que rentabilizarla más y se le está escamoteando demasiado a Doñana.

-El Consejo de Participación de Doñana estudia esta semana la oportunidad del oleoducto de Huelva a Extremadura. ¿Es viable esta infraestructura?

-Tendrá que decirlo el Consejo, pero yo no quiero un oleoducto allí. No veo beneficio alguno para Andalucía y sí un riesgo importante para Doñana y para sus playas. Nosotros vivimos mucho del medio ambiente y del turismo.

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