Unicaja

Alberto Díaz enorgullece a Málaga llevándose el 'MVP'

  • El canterano anotó 12 puntos y fue de nuevo un bastión en defensa para culminar la remontada

Alberto Díaz, mejor jugador de la final.

Alberto Díaz, mejor jugador de la final. / Manuel Bruque (Efe)

Alberto Díaz. Malagueño, del barrio de La Luz. Toda una vida sobre las pistas de Los Guindos. Creció soñando con triunfar en el Unicaja, se hizo hombre fuera de Málaga y regresó sin hacer ruido. Así juega el pelirrojo, con el corazón por delante y el sigilo en cada acción. De esa forma amarga al que se le ponga delante, sus defensas ante Bayern y Lokomotiv fueron claves para que el equipo llegara a la final. Anoche, con todo en contra, Alberto puso todo lo que había que poner. Merecía una recompensa y en el caso del pelirrojo fueron dos en una: título y MVP.

La reacción de sus compañeros al conocer la condecoración dice mucho de lo que supone Alberto para este equipo. Sintieron la alegría como propia mientras que el malagueño apartaba las lágrimas de su rostro. Se lo ha ganado, no hay más. Llegó de puntillas y, obviando la anotación de las estrellas, se convirtió en el líder de este equipo. Su pasión y el amor por unos colores le hicieron subir un escalafón en el estatus del grupo, también para Plaza, que ayer se la jugó con él en pista cuando la bola más quemaba.

Anoche, además, el bueno de Alberto se marchó de La Fonteta como el máximo anotador del Unicaja. 12 tantos, con dos triples incluidos y sólo dos errores en el lanzamiento. Sumó también dos asistencias y dos robos de balón, su gran especialidad. Aún perdura en el recuerdo la fotografía de Alberto lanzándose a la pista del Carpena para robar un balón a un jugador del Bayern. Muchos vieron en esa acción el homenaje perfecto a lo que deben ser los valores de una cantera. No es para menos.

Alberto, un chico de no demasiadas palabras, pudo sacar del fondo de su felicidad lo necesario para dibujar lo que para él significa este título. "Es algo increíble, hemos creído y la gente nos ha ayudado. Es nuestra filosofía, nunca rendirnos hasta el último segundo. Málaga se lo merece y no podíamos rendirnos", explicaba entre sonrisas Alberto. Un chico que ha levantado varias veces al Unicaja. El mismo que, tras ser el héroe del Carpena, se iba a dormir para estar bien temprano en un colegio realizando sus prácticas. Humilde, un trabajador incansable. Un líder a los 22 años, el jugador en el que todo malagueño se ve identificado. Y encima MVP.

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