Medio siglo de comparsas

La modalidad de la pasión

  • Homenaje. 'Diario del Carnaval' inicia hoy un repaso a la historia y a los protagonistas de la comparsa, que cumple 50 años. La modalidad goza de una excelente salud y sigue con gran tirón

Heredera de la murga y evolución natural de la chirigota, la comparsa se convirtió en la niña bonita del Carnaval de Cádiz desde su creación oficial en el año 1960. Años antes, algunas agrupaciones ya apuntaban en esa dirección, sobre todo las que llegaron firmadas por el que queda en la historia de la fiesta gaditana como el inventor y moldeador de la comparsa como se entiende hoy día, Paco Alba. La creación de la modalidad en 1960 coincide con el periodo de mayor esplendor de las por entonces Fiestas Típicas. La pasión que siempre ha acompañado a estos grupos fue el motor de la evolución y crecimiento de la modalidad. Medio siglo después este componente permanece inalterable.

El Brujo, desde 'Los vendedores de mariscos' (1953), ya vislumbró esa evolución que desembocaría siete años después en la comparsa. Para muchos ésta es la primera comparsa de la historia por su concepción, repertorio y afinación. Al final de esa década era ya casi un clamor la necesidad de crear una nueva modalidad que asumiera esa forma de hacer agrupaciones, un paso por delante de las chirigotas del momento y difícilmente comparable para establecer una competición compensada. Tan es así que los jurados se ven obligados a concederle dos primeros premios especiales ante la imposibilidad de valorarla como chirigotas al uso. El segundo de estos premios especiales, 'Las huestes de Don Nuño', abre definitivamente la puerta a la creación de otra categoría en el concurso de agrupaciones.

En 1960 se establece esta nueva modalidad. Es, sin duda, el nacimiento de una pasión. Conforme crece el número de participantes en la recién nacida categoría los aficionados van tomando partido por uno u otro autor, por uno u otro grupo y el concurso gana en intensidad. Paco Alba es el dominador de los primeros años (siete primeros premios entre 1960 y 1969), en competencia con nombres propios como Enrique Villegas o Antonio Torres. La provincia se contagia pronto, sobre todo con la escuela portuense, encabezada por Manuel Camacho (El Chusco) y el grupo de Los majaras, que aún sigue participando.

Poco a poco van desembarcando nuevos talentos en la modalidad. Pedro Romero, Antonio Martín, Luis Ripoll, los hermanos Trujillo (Catalán Grande y Catalán Chico)... Son los años 70 y la comparsa es la gran protagonista de la fiesta. Ha iniciado su evolución, cada vez se diferencia más de la chirigota y cada vez se acentúan más las 'militancias' de los aficionados. Un fenómeno que desemboca en la final de 1973, con el famoso abucheo a la comparsa 'Estampas Goyescas' de Paco Alba. El creador de la comparsa se sintió tan dolido que se pasó a chirigotas y aunque logró un primer premio más (con 'Los Belloteros') oficialmente no volvió a escribir más una comparsa, ya que este galardón se lo concedió el jurado cuando había participado con una chirigota.

Martín y Romero dominan los años 70 y El Puerto hace lo propio en la categoría provincial, donde también destaca la figura del isleño José Ramos, 'Requeté'. A finales de la década llega otro de los grandes de la modalidad: Joaquín Quiñones Madera.

Llegan los 80 con los mismos protagonistas de finales de la década anterior, pero pronto se decide unificar los concursos local y provincial en uno solo. Es el año 82. Dos años después llega el primer éxito para una comparsa provincial, los barbateños de 'Filo Andaluz'. Este hecho da pie a uno de los hechos que marcó la evolución y la historia de la comparsa. Antonio Martín cambia de grupo, le da la dirección de su agrupación a José Pérez Toledo, 'Pepe el Caja', y vive el periodo de mayor dominio de la comparsa para él. Cinco primeros premios y dos segundos entre 1985 y 1992. Algo sólo comparable a lo que protagonizó Paco Alba en los años 60 en el comienzo de la nueva categoría.

Los 80 ven el debut en comparsas de un autor que años después alcanzaría la gloria: Antonio Martínez Ares. Se consagra desde su primera obra a los 16 años, 'Requiebros', con el grupo de la Peña 'Nuestra Andalucía', con el que logra un sexto premio en lo que fue su comparsa más clásica. Luego cambiaría la imagen de la modalidad y la exportaría a toda Andalucía. Luego llegó Aragó, que debutó en juveniles con la comparsa 'Contrabandistas' en 1983, aunque es a principios del siglo XXI cuando marca la vanguardia evolutiva de la modalidad.

Los 90 son años de tres nombres: Martín, Quiñones y Martínez Ares. Los tres se reparten ocho de los diez primeros premios de la década, aunque ya aparecen nombres de la siguiente hornada: Tino Tovar y Jesús Bienvenido, los hermanos Carapapa y Luis Rivero. A finales de este decenio llega el segundo primer premio de una comparsa provincial: 'La Parra Bomba', el grupo de los gitanos de El Puerto. Tovar cierra el palmarés de los 90 y en la actualidad es la de Jesús Bienvenido la aparición más destacable.

La llegada del siglo XXI coincide con un nuevo fenómeno: la pasión por la comparsa se extiende aún más lejos. Ya no sólo las provincias vecinas y Córdoba sienten ese gusanillo, sino que este veneno llega fuera de Andalucía. Los duelos de los primeros años entre Martínez Ares y Aragón recuperan la pasión desorbitada de los 60 y 70. La magia de las comparsas engancha como hace 50 años. Quiñones mantiene su sello de Cádiz, con triunfos para los jóvenes de la mano de Tovar, Rivero y los Carapapa.

El pasado concurso se coronó a la comparsa 50. La primera fue 'Los pajeros' de Paco Alba, la 50 'La mare que me parió', del que siempre ha sido considerado como el principal pupilo de 'El Brujo': Antonio Martín.

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